Leyenda del automovilismo
El Ferrari 250 GTO (1964) representa el punto más alto de la ingeniería y el diseño automotriz de la década de 1960. De las 36 unidades producidas entre 1962 y 1964, solo tres correspondieron a la Serie II de 1964, con una carrocería más baja y ancha, inspirada en el Ferrari 250 LM. Su diseño fue obra de Pininfarina, mientras que la fabricación corrió a cargo de Scaglietti, creando una silueta aerodinámica que marcó época.
Potencia y precisión
Bajo el capó, este superdeportivo italiano montaba un motor V12 Tipo 168/62 de 2.953 cc con seis carburadores Weber, capaz de entregar hasta 300 CV. Su velocidad máxima rondaba los 270 km/h y podía acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos, cifras impresionantes para la época.

Dominio en las pistas
El 250 GTO fue un auténtico campeón, conquistando el Campeonato Internacional de GT de la FIA en 1962, 1963 y 1964. Entre sus victorias más destacadas figuran el Tour de France Automobile, Daytona y Spa, consolidando su lugar en la historia de la competición.
Exclusividad a otro nivel
Aunque en el pasado llegó a superar el valor del oro por peso, hoy el Ferrari 250 GTO (1964) sigue siendo una de las máquinas más exclusivas y codiciadas del planeta. Su rareza, su palmarés en competición y su aura histórica lo mantienen en una pole position de prestigio dentro del mundo de los coleccionistas, ocupando un lugar reservado solo para las verdaderas leyendas del automovilismo.