El Maserati 300S es un automóvil deportivo de competición fabricado por la compañía italiana Maserati en la década de 1950. Fue diseñado específicamente para participar en carreras de resistencia y se convirtió en uno de los automóviles más exitosos de su época.
El 300S presentó un diseño elegante y aerodinámico, con líneas fluidas y una carrocería de aluminio hecha a mano. Participó en diversas competiciones de alto nivel, como las 24 Horas de Le Mans y la Targa Florio, logrando resultados destacados. Su ligereza, combinada con su potencia y manejo ágil, le permitiría competir de manera efectiva en diferentes tipos de circuitos y condiciones de carrera.
El Maserati 300S también se destaca por su comodidad y refinamiento en el habitáculo. A diferencia de otros automóviles de competición de la época,
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El Maserati 300S nació para competir y su fama se forjó en pista hace muchas décadas. De hecho, cuando Ferrari comenzó a dar sus primeros pasos, Maserati ya ganaba carreras y contaba con una buena reputación a nivel internacional, aunque principalmente en Europa.
El 300S se creó en 1955 como una evolución del monoplaza 250S y fue el símbolo de la marca en las pistas de carreras hasta 1959.
La reputación del tridente fuera de Europa comenzó a forjarse a mitad de la década de los 50, cuando pusieron en liza el Maserati 300S pilotado por nada menos que Juan Manuel Fangio en una de sus victorias más importantes. El 6 de noviembre de 1955, Fangio, a los mandos de un Maserati 300S, lograba la victoria en el GP de Venezuela, marcando el inicio de dos largos años de éxitos deportivos, culpables de la fama de la firma italiana fuera de Europa.
El motor de 3.0 litros (aproximadamente 245 bhp (183 kW) a 6200 rpm) sufrió varios cambios para poder afrontar sus objetivos.